En la ocasión –las presentaciones de los proyectos- escuché múltiples juicios, pero el que más me llamó la atención fue el hecho de que varios señalaron “yo no quiero capital porque no estoy dispuesto a entregar parte de mi empresa, por lo tanto prefiero un crédito”.
Por cierto, no estoy en contra de una opción como la señalada, pero creo firmemente en que estos emprendedores no están viendo “todas” las opciones objetivamente, sino, demasiado emocionalmente.
¿Por qué los entiendo? Porque se “han sacado la mugre” como se dice coloquialmente y no desean que terceros gocen de privilegios basados en el gran esfuerzo que los ha hecho llegar hasta a donde están. Pero, ¿cuál es la visión que pienso que no visualizan? Se basa en el simple hecho de un dicho: ¿Quieres ser el dueño del 100% de una pequeño trozo de torta o, del 10% de una GRAAANNN TORTA?
Mi opinión personal: si existe gente que esté dispuesta a ayudar: financieramente (aporte de capital) y adicionalmente me ayuda a mejorar mi negocio (capital inteligente) y con eso multiplica por varias veces el tamaño de mi empresa, ¿no es acaso una mejor opción?
¿Qué es lo que lo que a mi juicio no están viendo?
En primer lugar, que muchas veces no se debe decidir por lo que “yo creo” que es mejor “para mi”, sino, lo mejor “para mi negocio”. El hecho de optar por un aporte de capital incide directamente en los flujos de caja proyectados. Por supuesto, al ingresar el costo financiero (intereses) que conlleva el conseguirse un crédito, provoca irremediablemente un perjuicio en los resultados esperados, que obvio, no serán tan atractivos. Asimismo, una institución financiera inmediatamente solicitará las garantías respectivas y comenzar un negocio con parte o la totalidad de los activos sin poder enajenar o con la imposibilidad de disponerlos para futuras necesidades, no será posible.
En segundo lugar, el partir un emprendimiento con deuda, impide que si en el futuro necesita ampliar sus operaciones, necesita inyección de recursos para financiar capital de trabajo, etc., ya será más complejo; porque la institución financiera no verá con los mismos ojos a una empresa que ya arrastra un crédito. Vale decir, partir endeudado limita posibilidad futuras de endeudamiento. Mientras que si la empresa comienza con capital, la empresa verá con otra óptica el hecho que dentro de la estructura societaria haya sujetos con alta solvencia, porque eso ya da una suerte de garantía.
En tercer lugar, si el financiamiento es vía capital, éste es menos exigible, porque por lo general se pagará con utilidades, vale decir cuando la empresa tiene números azules. No así un crédito, pues le vaya como le vaya al emprendimiento, tendrá que pagar sus cuotas sagradamente. Sino..ufffff. Y saben a qué me refiero.
En resumen, el plan financiero y las fuentes de financiamiento no depende de lo que “uno quiere”, depende de lo que el “emprendimiento necesita”.
Espero que les ayude
Eduardo Reyes Bade
eduardo@emprenet.cl