miércoles, mayo 30, 2007

Fondos de Capital de Riesgo - Parte 1


1. Origen del Capital del Riesgo

Se presume que el capital de riesgo nace como actividad financiera "especializada" en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Las innovaciones tecnológicas y las oportunidades de negocio surgidas tras el conflicto bélico, supusieron un trampolín para el desarrollo de la actividad de capital de riesgo de forma sistematizada. De esta manera, las principales familias adineradas decidieron fundar sociedades destinadas a gestionar activamente una parte de su patrimonio en este tipo de operaciones . El éxito alcanzado por dichas sociedades despertó rápidamente el interés de otros inversores privados, fundamentalmente inversores institucionales, bancos y grandes grupos industriales.
Otro paso no menos importante para el desarrollo y consolidación del sector en Estados Unidos, fue la promulgación por el gobierno estadounidense de la Small Business Investment Act de 1958. Está ley tenía como principal objetivo la creación de las Small Business Investment Companies SCICs-, como vehículo para canalizar fondos de capital de riesgo en favor de las PyMEs innovadoras. De esta manera, se logró ampliarla y diversificar la oferta de capitales de riesgo al principio de la década de los 60. Posteriormente, el sector se ha ido transformando por distintas circunstancias, surgiendo nuevos tipos de operadores que han permitido un perfeccionamiento de dichos instrumentos financieros, así como la especialización del sector. A partir de la década de los 80, la consolidación en Estados Unidos de un segundo mercado de valores para PyMEs ha supuesto una expansión definitiva del sector, con una repercusión muy importante en la promoción y desarrollo industrial.

En Europa, la actividad del Capital de Riesgo se desarrolló con cierto retraso, siendo el Reino Unido pionero a la hora de importar desde los EE.UU. este modelo de financiación. Con posterioridad, la actividad fue desarrollada con mayor o menor éxito en el resto de los países del viejo continente.
Con respecto a la evolución que tuvo en América Latina, el capital de riesgo, sin contar a EE.UU., ha sido más lenta, haciendo su aparición recién en la década de los 80, o mejor dicho su desarrollo, ya que en 1979 en Brasil se creó la primera sociedad de capital riesgo.

En Chile, recién en el año 1987 se creó la primera figura legal similar a un fondo capital de riesgo, que en esos momentos se denominó Fondo CORFO SERCOTEC. Posteriormente, se creó el INDES.

2. Entorno del Capital de Riesgo

Primero que todo, se partirá con una descripción sucinta del entorno dentro del cual giran las operaciones que directamente se pueden atribuir al Capital de Riesgo. Ello se realiza con el único ánimo de entregar la información con un carácter que permita únicamente entender de mejor manera de cómo y quienes son los actores.

Es posible identificar al menos tres agentes que intervienen en este tipo de operaciones (Ver Cuadro N° 1).
  • “Oferta de Recursos de Capital de Riesgo”, también denominados “inversores en capital de riesgo”. Englobarían al conjunto de agentes económicos con capacidad de ahorro, que transfieren parte de éste al sistema de capital de riesgo.
  • “Entidades de Capital de Riesgo”. Por último entre “oferta” y “demanda”, figuran los inversores especializados; esto es, entidades de capital de riesgo que tienen como función la captación, canalización y gestión de este tipo de recursos.
  • “Demanda de Recursos de Capital de Riesgo”. Representa el conjunto de empresas y el conjunto de emprendedores susceptibles de acceder a esta fuente de financiación.
En ocasiones entre el intermediario financiero especializado y el potencial demandante de fondos aparece un “invention-broker”, esto es, agentes que actúan como intermediarios. Normalmente se encargan de el estudio inicial de el proyecto a cambio de lo cual cobran una determinada comisión.

2.1 Oferta de Recursos de Capital de Riesgo

El origen de Capital de Riesgo puede ser diverso. En general, cualquier agente económico, persona natural o jurídica, con capacidad de ahorro puede ser un potencial proveedor de recursos. En el contexto del capital de riesgo “organizado” o “sistematizado”, los principales aportantes de recursos son: particulares, grandes grupos industriales o empresas, inversores institucionales, entidades financieras, organismos e instituciones pertenecientes al sector público e instituciones con o sin fines de lucro.

En términos sencillos, son este tipo de entidades que disponen de los recursos financieros a partir de los cuales se formarán los Fondos de Capital de Riesgo. Asimismo son quienes en definitiva toman las decisiones sobre las políticas y estrategias de los Fondos que crean y a los que las rentabilidades finales les pertenecen. Vale decir que son ellos los “dueños de los fondos” que constituyen.

Es posible agrupar este amplio abanico de agentes de acuerdo a diferentes criterios. Aquí se utilizarán los siguientes:

  • Nacionalidad : nacional, extranjero o supranacional.
  • Naturaleza : privados y públicos.

Reparar en detalles sobre la importancia de que sean nacionales o extranjeros no es relevante, pero si es dable señalar sobre las diferencias en cuanto a las motivaciones que los llevan a la toma final de sus decisiones.

  • Los inversores privados cederán sus recursos de acuerdo al objetivo común de “maximizar la rentabilidad ”; esto es, obtener ganancias de capital que superen, en términos de rentabilidad, el rendimiento medio de otras inversiones tradicionales. Al margen de este objetivo fundamental, los inversores privados podrán tener distintas motivaciones dependiendo de cual sea su naturaleza. Así, muchas empresas participan en el sector como un medio para acceder a nuevas tecnologías, productos, conocimientos o mercados. En el caso de bancos e inversores institucionales, como un medio de diversificar su cartera de inversión y obtener mayores rentabilidades.
  • Mientras que en el caso de los inversores públicos, la rentabilidad queda relegada a un segundo plano, constituyendo objetivo prioritario la promoción y apoyo al sector empresarial.

Este antecedente es importante de destacar debido a que más adelante se podrá comprender en mejor medida el porqué en algunos casos un determinado tipo de proyecto es posible de ser beneficiado por un fondo y no por otro. Ello provoca que las instituciones intermediarias que gestionan los recursos de capital de riesgo vean condicionadas sus políticas de inversión, desarrollando estrategias diferenciadas en función de cual sea la naturaleza o intereses de los inversores mayoritarios.

2.2 Demandantes de Capital de Riesgo

La definición sobre los demandantes es bastante sencilla: empresas de diverso tamaño, que realizan sus actividades comerciales tanto dentro como fuera de las fronteras, y que se encuentran en cualquier punto de su etapa de desarrollo.

Como podrá observarse, por definición, el mercado potencial de los oferentes es el más amplio y la especificidad de que a un oferente de fondos le sea de su agrado una determinada empresa y/o proyecto, o que se encuentre dentro del mercado objetivo a financiar, sólo responde a la definición de las políticas de inversión del oferente y determinadas por sus propias motivaciones.

Esto último es importantísimo de recalcar, pues si bien el mercado potencial es amplio, el real es sumamente restringido.

2.3 Entidades de Capital de Riesgo

Esta claro de dónde provienen los recursos y quienes los necesitan, pero ¿quiénes son los que los gestionan?

El nivel de riesgo y el grado de complejidad que implica las operaciones de capital de riesgo, exigen la participación de entidades especializadas, que tienen como principales funciones: la captación, canalización y gestión “organizada” de este tipo de recursos financieros.

Estas entidades no son otras que las Entidades de Capital de Riesgo (ECR), quienes tienen la responsabilidad sobre los Fondos de Capital de Riesgo (FCR)

Son este tipo de entidades las que reuniendo las exigencias de los ponedores de recursos –inversores de capital de riesgo- sumando su experiencia y las demandas de las empresas susceptibles de ser financiadas, asumen la responsabilidad de llevar adelante a los Fondos.
Podrá entenderse en otros términos que son como el punto de encuentro entre los oferentes y los demandantes de los recursos financieros asimilables al capital de riesgo.

Respecto a la naturaleza de este tipo de entidades, es necesario señalar que en el sector es posible distinguir dos tipos de modalidades básicas de actuación, bien a través de las Sociedades de Capital de Riesgo o bien, a través de los Fondos de Capital de Riesgo.

Sociedades de Capital de Riesgo (SCR)

Nacen con un carácter ilimitado en el tiempo y adoptan normalmente la forma jurídica de sociedades anónimas. Se caracterizan por gestionar e invertir sus propios recursos, que pueden incrementar mediante ampliaciones sucesivas de su capital social.

Fondos de Capital de Riesgo (FCR)

Son fondos patrimoniales de duración y recursos limitados –normalmente de 8 a 12
años-. Esta vía de intermediación a supuesto la aparición de otra agente
especializado: las Sociedades Gestoras de Fondos de Capital de Riesgo –en
adelante SGFCR-, encargadas de la promoción, constitución, gestión y finalmente
liquidación de los FCR. Como contraprestación a sus funciones las SGFCR perciben
una comisión anual para cubrir sus gastos de gestión y una participación
significativa en las plusvalías obtenidas.


Además de estas dos modalidades básicas de actuación, en el sector es posible encontrar otras entidades que realizan operaciones que podemos identificar como capital de riesgo “organizados”. Es el caso de los denominados inversores cautivos y los clubes de inversión de riesgo –ventures capital club-. Los primeros son entidades financieras o empresas que adquieren participaciones de empresa en forma regular, pero como una actividad marginal de su negocio principal. Por su parte, los clubes de inversión de capital de riesgo se encuentran a medio camino entre el capital de riesgo “espontáneo” y el capital de riesgo “organizado”. Se trata de una organización formada por inversores privados. Para pertenecer a ella es necesario satisfacer una cuota fija al año para cubrir los gastos de funcionamiento. Con el pago de dicha deuda se adquiere el derecho de analizar personalmente la documentación de los proyectos de inversión que empresarios y emprendedores presentan al club, así como la posibilidad de seleccionar el proyecto o conjunto de estos en los que se desea participar. La diferencia fundamental con las SCR anteriormente señaladas –SCR o FCR-, radica en cada inversor invierte y diversifica en forma individual.

El desarrollo del sector del capital de riesgo ha supuesto una creciente especialización de la actividad, y en consecuencia, la aparición de ECR de diversa naturaleza especializada en determinados tipos de operaciones –etapas iniciales, expansión, compara apalancada, etc.- y funciones –captación, canalización y/o gestión-. Existe, una amplia gama de ECR que es posible clasificar de acuerdo a diferentes criterios:

  • Atendiendo a la naturaleza de los recursos, es posible distinguir ECR “privadas”, “públicas” y “mixtas”.
  • Atendiendo al volumen de fondos gestionados, es posible distinguir ECR “pequeñas”, “medianas” y “grandes”.
  • Atendiendo a la estructura financiera de sus pasivos, es posible distinguir ECR “endeudas” y “no endeudadas”.
  • Atendiendo al estilo de gestión de la cartera, es posible distinguir ECR “de seguimiento activo” o “hands-on approach” y ECR “de seguimiento pasivo” o “hands off approach”.
  • Por último, atendiendo al grado de especialización, es posible distinguir ECR de capital de riesgo “especializadas” y “no especializadas”. La especialización puede tener su origen en distintas circunstancias:

    Ø Ámbito territorial de aplicación (local, regional, nacional e internacional).

    Ø Sector de actividad económica.

    Ø Instrumento financiero empleado.

    Ø Fase de desarrollo del proyecto, en este caso seria posible distinguir: ECR especializadas en etapas iniciales –semilla y puesta en marcha-, capital expansión y compra apalancada.

Eduardo Reyes Bade

eduardo@emprenet.cl

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